El otro día, en una asesoría, una mamá me dijo que ella no se esperaba que educar fuera tan difícil, que se pasaba el día leyendo e intentando aprender cómo podía hacerlo mejor. A raíz de esta conversación, pensé en el daño que pueden hacernos las expectativas, la culpabilidad y el perfeccionismo.
Como a mí me encanta el espacio y los universos siderales, pensé que la crianza y la educación de nuestr@s hij@s es como viajar a la Luna de una forma muy particular.
Es un viaje en el que las madres y los padres somos astronautas que subimos a una nave espacial sin ser ingenieros y sin saber nada de física, de astronomía ni de cómo es la vida en otros planetas, pero con muchísimas ganas de llegar a la Luna.
A lo largo de este viaje, mientras educamos a nuestros hijos, vamos conociendo otros planetas, vamos viendo meteoritos que caen a millones de kilómetros por hora, vamos descubriendo otras galaxias, entramos en algunos agujeros negros…
Vamos, que el viaje a la Luna no es directo y fácil. Salimos de la Tierra con unas ideas y unas expectativas que muchas veces no se cumplen.
Para mí, justamente esa es una de las claves para entender y acompañar mejor a nuestros hijos: que no siempre van a hacer lo que nosotras habíamos pensado o planificado que harían. ¡Gran aprendizaje para las madres que queremos controlarlo todo!
En el momento en el que despegamos de la Tierra, nosotras queríamos aterrizar directamente en la Luna, pero seguramente nos desviaremos un poco y primero tendremos que pasar por Marte, por Saturno, o por otros planetas que ni siquiera sabíamos que existían.
Después de esta reflexión que me ha dado hoy por hacer, quizás te estarás preguntando: ¿y qué es la Luna? ¿Dónde quiero llegar? Es una buena pregunta para hacerte que te puede orientar y guiar mucho en la educación de tus hijos.
La Luna para cada madre o padre es diferente. Para mí es sentirme orgullosa al ver que mis hijos confían ciegamente en mí (y yo en ellos), que son respetuosos, agradecidos, generosos, tolerantes (obviamente, también tienen defectos, como todo el mundo). Pero vamos, que se sienten queridos y tenidos en cuenta y que, gracias a eso, son felices.
Ahora me ha venido a la cabeza la que para mí es una de las mejores frases del Club de Malasmadres: «ser madre es el único oficio en el que primero te dan el título y luego cursas la carrera«. Así es. Por eso le parecía tan difícil a esa madre de la que te hablaba al principio.
Ser madre o ser padre exige una entrega total, no nos vamos a engañar. Requiere muchísima generosidad, paciencia, comprensión y un larguísimo etcétera. Nos subimos al cohete porque nos han dado el título, pero en realidad no tenemos ni idea de nada. Nos abrochamos el cinturón y ahí empieza todo, pero mientras dura el viaje estaremos aprendiendo.
Las madres y los padres aprendemos por ensayo-error, por lo que nos recomiendan, por lo que hemos vivido en nuestra infancia, por lo que leemos, por lo que aprendemos… Como en cualquier aprendizaje, habrá veces en las que nos equivocaremos, porque estamos aprendiendo a educar. Muchas otras veces lo haremos bien e incluso veremos estrellas fugaces. Hay diferentes momentos y diferentes etapas.
Ahora bien, si crees que el viaje de la educación de tus hijos está teniendo demasiados meteoritos y agujeros negros que no sabes cómo gestionar, aquí estoy para acompañarte.
Sólo tienes que reservar una e-reunión de 15min gratis conmigo.
Escucharé tus dudas y tus miedos y veremos cómo puedo ayudarte.
Un abrazo fuerte,
María