– No tires la comida al suelo, que entonces ya no te la puedes comer (y la tira).
– Intenta no hablar muy fuerte, que estamos en una sala de espera (y grita más fuerte que nunca).
– Trata bien a tu hermano, que es pequeñito (y le da un bofetón en toda la cara).
¿Te suena? ¿Te ha pasado alguna vez que notas que tu hij@ intenta llamar tu atención o te reta sin parar hasta que te saca de tus casillas? ¿O hace justo lo contrario de lo que le pides?
Primero, quiero decirte que no te preocupes, no eres la única a la que le pasa. De hecho, lo raro sería que no te pasara nunca. Me atrevería a decir que todos los niños lo hacen o lo harán en algún momento.
¿Por qué crees que los niños «se portan mal»? ¿Por qué tienen malas conductas? ¿Para fastidiar? ¿Para que les hagan caso?
Pues mira, cuando un niño se porta mal, está pidiendo ayuda. Detrás de una mala conducta simplemente hay un niño que quiere sentir que le tienen en cuenta y no sabe cómo conseguirlo de manera adecuada.
Si te imaginas un iceberg, la conducta es la punta, lo que sobresale, lo que se ve desde fuera. Sin embargo, lo importante es prestar atención a la parte del iceberg que está dentro del agua, a lo que necesita tu hijo y no sabe cómo pedirte. Así que, a partir de ahora, cuando tu hij@ lo haga, párate y recuerda esto.
¿Y entonces qué puedes hacer cuando tu hij@ esté teniendo una mala conducta?
1) Decirle que lo que ha hecho no está bien o no es correcto. Como decía hace unos días en otra newsletter, los límites son absolutamente necesarios. Tiene que saber qué barreras no puede saltarse y es tu deber decírselas con claridad. Eso sí, con respeto, no hace falta gritarle ni castigarle.
2) Después, pensar qué crees que quiere expresar con ese comportamiento. Quizás ha tenido un mal día en el cole porque sus amigos no han querido jugar con él y lo paga contigo al llegar a casa, quizás está súper celoso de su hermano porque está durmiendo en tus brazos o quizás está harto de recibir órdenes todo el día.
No lo hace de manera consciente, no sabe cómo decírtelo. Es un niño y necesita sentir querido y sentir que le tienes en cuenta. Tú eres la adulta y por eso eres quien tiene que pensar en cómo ayudarle. Quizás es suficiente con que le cuentes su cuento preferido y terminéis con un ataque de cosquillitas o quizás necesita que estés con él (sin mirar el móvil) mientras cena.
Ojo, ahora no me gustaría que te sientas culpable. Si estás leyendo esto es porque estás abierta a educar con más conexión, así que sólo por esto ya tienes mucho mérito. Sin prisa pero sin pausa.
Si quieres seguir evolucionando como mamá, quieres fortalecer la conexión con tus hijos y seguir aprendiendo en qué consiste la Disciplina Positiva, inscríbete a Familias en Órbita, el curso presencial de 4h que ofrezco a familias como la tuya.
No te preocupes si te has informado y has leído mucho pero no sabes por dónde empezar. Serán 4h muy bien invertidas en las que aprenderás herramientas educativas y prácticas y cómo empezar a aplicarlas en la educación de tus hijos.
¡Me encantará verte ahí!
Un abrazo fuerte,
María