La semana pasada, en una asesoría con una mamá, me decía: «es que llega del cole y ya sólo veo lo mandona que es, encima no me cuenta nada del cole y es una desordenada, lo deja siempre todo por enmedio«. Me dio la idea para escribir el artículo de hoy.

Es muy habitual que las madres y los padres nos centremos mucho en lo que menos nos gusta de nuestros hijos. Que si son desordenados, gamberros, mandones, tímidos, desobedientes… Vale, muy bien, esto lo tenemos claro, pero también tendríamos que ver qué es lo que más nos gusta de ellos y de ellas para potenciarlo y disfrutarlo.

Ya sabes que en lo que ponemos el foco es en lo que más nos fijamos. Así que si estás todo el día pensando en que tu hij@ es un desobediente o un tímido (y lo describes también así delante de los demás) sólo verás eso de él o de ella. Aquí podríamos entrar en el tema de las etiquetas, pero ya lo tratamos en la newsletter de hace algunas semanas y no quiero repetirme.

Entonces, para esta semana, me gustaría pedirte que hagas unos deberes: empieza a fijarte en lo que más te gusta de tu hij@: lo cariñoso que es, lo simpática que es, lo servicial que es, lo resolutiva que es… Verás cómo cambia la película. ¿Sabes lo que pasará? Que generarás mucha más conexión entre vosotros, porque estarás viendo lo que lo hace brillar en vez de ver sólo lo que lo hace oscurecerse. Y cuanta más conexión tengáis, mejor se sentirá, más comprendido y más seguro.

Para que esta idea no quede en algo difuso, te pediré que hagas una lista con las que, para ti, son las mejores cualidades de tu hij@. Intenta que sean más de diez, si puede ser. Guárdala en tu mesita de noche y léela cada día al acostarte, especialmente si ha sido un día complicado con tu hij@. Te servirá muchísimo para dejar de juzgarlo, no dejarte ahogar por sus malos comportamientos y sus defectos y tener siempre muy presentes sus cualidades.

Incluso puedes compartirlas con él o con ella, decirle: «gracias por ser tan colaborador y ayudarnos tanto en casa» o «gracias por ser tan cariñoso y darnos tantos besitos y abrazos«. Le ayudarás mucho a saber cuáles son sus cualidades, porque hay niños que, de tanto oír sus defectos, ni las saben.

Así que disfruta con él, con ella (o con ellos), cómo alucina cuando descubre algo nuevo, cuánto disfruta cuando come con ganas, cuánto imagina cuando se inventa historias y cómo le brillan los ojos cuando te explica las cosas con esa ilusión tan única de la infancia. Disfrútalo muchísimo.

Si después de leer esta newsletter te has sentido un poco «removidilla» porque te has dado cuenta de que te fijas mucho más en los defectos que en las cualidades de tus hij@s y les juzgas, puedo ayudarte. Recuerda que no hay niños malos, sólo hay malos comportamientos.

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Un abrazo fuerte,

María