A veces no hace falta mirar al cielo para sentir que tenemos una nube negra encima. Se instala en el salón, en la cocina, en el coche de camino al cole… y lo cubre todo: las ganas, la paciencia, las risas y las buenas intenciones.
Muchas madres me cuentan que entran en rachas en las que parece que todo se tuerce: hay mal humor en casa, malas contestaciones constantes, “no” a todo, tensión desde que empieza el día… y cuando se dan cuenta, ya están en ese bucle y es un pez que se muerde la cola: una palabra fea, una respuesta seca, un grito que no querías dar… y después la culpa, el cansancio y otra vez vuelta a empezar.
Y sí, es agotador.
Y sí, a veces parece que es nube negra no se va a ir nunca.
Pero se va.
Eso sí, las nubes no se disuelven a gritos, ni a exigencias, ni a castigos. Se disuelven con presencia, con conciencia, con amor.
A veces basta con que una persona, sólo una, rompa el ciclo. Que intente hacer algo diferente. Que no responda con más tensión y mal rollo, sino con un suspiro. Que diga “lo siento” aunque no sea ella quien haya empezado la tormenta. Que abrace. Que respire. Que baje el ritmo.
No tienes que hacerlo perfecto, ya lo sabes. Sólo hace falta un gesto que diga: «quiero volver a conectar, volver a estar bien».
Y cuando lo haces, poco a poco, la nube se va aflojando. No porque todo cambie en un segundo, sino porque tú has cambiado algo: tu forma de verlo y tu energía.
Si ahora en tu familia estáis en esa racha de nube negra, no te preocupes, ocúpate.
Te voy a dar dos ideas para que puedas empezar a disolver la nube: un ritual muy sencillo para que hagas con tus hijos y un ritual para que hagas contigo misma.
Ritual sencillo para hacer con tus hijos:
Cuando notes que el ambiente empieza a estar cargadito, propón hacer una pausa y sentaos juntos (aunque sea en el suelo del pasillo). Cada uno dice una cosa que le gustaría que pasara ese día: «que me abraces más», «que no gritemos», «que juguemos a algo juntos». Luego respirad juntos 3 veces y haced un “apretujón de nube” (un abrazo fuerte que saque todo el mal humor). Este gesto, repetido, se convierte en anclaje: nos recuerda que podemos empezar de nuevo, en cualquier momento.
Ritual para ti, para resetearte:
Cuando sientas que todo te sobrepasa, vete a otra habitación (o al baño, o a la cocina, donde sea) y ponte a escribir lo que estás sintiendo, sin filtros. Escritura automática. Puedes escribirle a la nube negra, al caos, a ti, a tus hijos, a quien quieras. Sácalo todo. No hace falta que lo leas después. A veces, sólo con sacarlo del cuerpo ya es suficiente para sentir que puedes respirar mejor y lo ves todo de otra manera.
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Te espero con los brazos abiertos.
Un abrazo fuerte,
María