Decir NO a un hijo no debería provocar una explosión como si estallara la guerra. Sin embargo, muchas madres me dicen lo mismo: “Cada vez que le digo que no, se lía una…” Llantos, gritos, rabietas, peleas… y al final, el dilema: ceder para evitar el conflicto o aguantar el chaparrón sintiéndote como la mala de la película.

Porque claro, todas pensamos: ¿Si cedo me tomará el pelo? ¿Si me mantengo firme me convertiré en ogro?

Poner límites es una necesidad, no solo para ti, también para tus hijos. Si recibes mis newsletters desde hace un tiempo, ya lo habrás leído otras veces. Les ayuda a sentirse seguros, a saber por dónde va el camino. Ahora bien, la forma en que dices ese “no” es la que marca la diferencia.

Porque no es lo mismo un “NO, y punto” que un “Sé que te gustaría y la respuesta es no. Estoy aquí si necesitas que te acompañe en tu enfado”.

Uno levanta un muro. El otro, un límite con presencia y amor.

No tienes que evitar siempre el conflicto. Los conflictos existen y tienen que existir porque enseñan mucho. A veces es inevitable que protesten y se quejen. Se frustran porque son humanos, igual que tú y que yo. Sin embargo, cuando tú estás segura de tu “no” y lo transmites con firmeza y calma (aunque por dentro estés agotada), no hay confusión posible.

Tu hijo podrá protestar, pero sabrá que no estás dudando y eso es muy importante. Aunque ahora no te lo parezca, le da paz y seguridad. Decir “no” no es el problema. Lo importante es cómo lo sostienes después: con empatía, con claridad, sin sermones, sin ceder por miedo, pero tampoco con castigos para imponer respeto.

Te voy a dar algunos ejemplos de NO que no hacen estallar la guerra:

🌈El “no” anticipado + alternativa concreta

“Hoy no vamos a comprar nada en la tienda. Puedes elegir una cosa para mirar y me la enseñas, si quieres.”

Ayuda a evitar el conflicto antes de que aparezca, marcando el límite y dando opción a que participe.

🌈El “no” en positivo

En lugar de “¡No grites!”, prueba con: “Puedes contarme eso en voz más bajita, así te entiendo mejor”.

El límite está, pero no lo sentirá como un rechazo, sino como una guía.

🌈El “no” con imaginación

No podemos comer galletas ahora… pero, ¿te imaginas si tuviéramos una fábrica de galletas en casa? ¿De qué sabores te gustaría que fueran?”.

Validas el deseo y lo transformas en juego, sin ceder.

🌈El “no” que no cede, pero acoge

Ya veo que no te gusta este NO, pero estoy aquí para acompañarte hasta que se te pase el enfado.

No intentas convencer, sólo sostienes. Ese es el verdadero poder.

🌈El “no” con explicación breve y sin justificarte

“Ahora no vamos a ver más dibujos porque habíamos quedado así. Ya hemos visto un capítulo y es suficiente. Podemos elegir otra cosa para hacer”.

Cuanto más firme y serena estés tú, menos lucha habrá. La explicación no es para que te aprueben, es para que entiendan el motivo.

Para terminar, un recordatorio para ti: decir que NO no te hace menos buena ni menos cariñosa, te hace madre.

Una madre que cuida, que guía, que protege… aunque eso implique sostener el enfado de un hijo que aún está aprendiendo a tolerar la frustración. Tú marcas el rumbo y no necesitas gritar para que tu voz tenga fuerza.

Si el tema del NO y los límites os cuesta en casa, te invito a inscribirte en 🪐Familias en órbita🪐, mi curso de 4 horas (online o presencial) en el que te acompaño a descubrir la Disciplina Positiva desde la raíz.

Es un espacio creado para madres y padres que buscan herramientas reales para saber decir que NO sin que estalle la guerra en casa, marcar límites y entender mejor a sus hij@s.

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Te espero con los brazos abiertos.

Un abrazo fuerte,

María